¿ QUE ESCUELAS DE GEOGRAFÍA PARA EDUCAR EN CIUDADANÍA?
1.-El mito de la geografía “en singular”: de la dialéctica de los paradigmas
a la pluralidad de enfoques.
Cuando se debate acerca de la organización del currículo escolar se suele
identificar cada materia escolar con una sola manera de entender este
conocimiento. En el caso de la geografía se alude al papel de esta materia en la
enseñanza o de su relación con la historia y otras ciencias sociales. Todo un
discurso que reduce su aportación a una concepción decimonónica del saber
académico. Así la geografía y la historia eran las encargadas de dar cuenta del
sentido patrio del devenir histórico y del territorio organizado políticamente4
; una
formación destinada a las elites sociales, pues ellas eran las destinatarias de
estas informaciones que se desarrollaban en Primaria Superior y Secundaria.
Más tarde fue necesario compendiar estos hechos en unos manuales
destinados a una población más numerosa. Desde entonces, finales del siglo
XIX e inicio del XX, los equívocos entre pasado e historia, entre espacio y
territorio o entre cronología y tiempo no han hecho más que aumentar
El traslado de la geografía académica al marco escolar
En efecto, nuestra tesis indica que la manera de entender la geografía escolar
se remonta a la sistematización que hace Paul Vidal de la Blache (1845-1918)
del conocimiento geográfico, una descripción de diferentes territorios (regiones
y Estados) en las cuales se combinaban factores del medio físico y de la acción
antrópica. Cuando en el siglo XX surgen nuevas formas de entender la
explicación geográfica del espacio, la consiguiente especialización
(geomorfología, climatología, biogeografía, geografía del género...) da lugar a
una fragmentación disciplinar que hace difícil seguir manteniendo las mismas
posiciones educativas. Los geógrafos universitarios ya no mantenían unas
metas semejantes, que estaban determinadas por la idea de la armonía entre el
medio físico y la acción antrópica. Aparecen nuevas preocupaciones que no
eran ajenas al crecimiento de la urbanización y de los conflictos que aparecían
en la ordenación del territorio.
No es extraño que una de las obras más conocidas de Vidal de la Blache sea la
síntesis de la geografía de Francia que escribió como prólogo a la historia de E.
Lavisse, principal representante de la corriente historiográfica que explica los
hechos remontándose al origen de las naciones, la historia patria. Una finalidad
política, unos contenidos que confunden el orden cronológico con la explicación
de los hechos y una metodología que nos remite a la memorización y recuerdos
de los grandes personajes históricos y los nombres de batallas, montes y
ciudades. Cambiar esta opinión pública dominante es difícil, no sólo en España,
sino en cualquier lugar que se ha intentado6
. Por eso, a veces, las innovaciones
son más sencillas cuando se realizan al socaire de las transformaciones del
saber universitario
Respecto al papel que juega la geografía en la investigación sobre el espacio
me parece de gran importancia fijar las relaciones que se establecen entre el
sujeto investigador y el objeto de investigación, que muchas veces es también
un sujeto que vive en las mismas condiciones sociales que la persona que lleva
a cabo el estudio. En un caso el investigador formula su proyecto a partir de
una necesidad sentida por la población e interpretada por él desde su particular
ideología y rigor académico, que se transforma en una hipótesis de trabajo; un
ejemplo es lo que analiza el profesor Capel y sus colabores en el portal
Geocrítica respecto a Barcelona, así como los relatos de vida que transcribe E.
Soja (2008) respecto a Los Ángeles o bien las evidencias empíricas que sirven
para ejemplificar sus teoría a D. Harvey con la ciudad de Baltimore. Ejemplos
semejantes de compromiso con las demandas sociales los podemos encontrar
en el caso de W. Bunge y sus expediciones geográficas14, con el objetivo de
poder entender mejor el espacio cotidiano, algo que constituía el objeto de sus
investigaciones, de tal manera que los investigadores querían sumergirse en el
mundo social que analizaban (Mattson, 1978). Un asunto que se proyecta a la
didáctica de la historia, sobre todo cuando ésta se centra en el análisis de un
territorio concreto, como han mostrados los estudios de Encarna Gil (1993) y A.
Brusa y L. Cajania (2005) para el estudio de África, pues los estereotipos
sociales dificultan el estudio histórico.
2.- Los modelos educativos y las teorías geográficas: De las teorías
paradigmáticas de aprendizaje a la diversidad social.
En relación con la educación que se persigue a través de la geografía como
materia de formación también entendemos que existen diversas maneras de
organizar los modelos curriculares; o sea, cómo y qué se enseña. En España es
predominante una concepción que entiende que el profesorado y los manuales
escolares son los depositarios del saber y los alumnos sus receptores pasivos.
También es cierto que se han abierto nuevos enfoques a la innovación
didáctica, que han considerado la evolución de los paradigmas y las
necesidades sociales. Sin embargo, el camino de las mejoras pedagógicas es
mucho más complejo, pues no sólo concierne al cambio de métodos y objetivos
de investigación, sino también a la capacidad para convencer a otros colegas
para romper con la hegemonía cultural de los temarios y libros de texto.
Estudios realizados por los profesores E. Ramiro (1998) y José A. Santiago
(2003), en España y Venezuela respectivamente, muestran una situación
semejante, que no es extraña a otros países iberoamericanos. La mayoría del
profesorado entrevistado y encuestado seguía utilizando como medio didáctico
más importante el libro de texto (considerado enciclopédico y obsoleto en
muchas ocasiones) y reclamaban un uso mayor de otros medios y actividades
de investigación en la mejora del desarrollo curricular. Las relaciones entre los
departamentos universitarios y de enseñanzas secundaria y primaria son
escasas y no suelen existir proyectos de innovación e investigación conjuntos.
Por eso debemos hacer referencia al trabajo de grupos como Gea-Clío o IRES
de Andalucía, pues han aunado las propuestas de innovación con la formación
del profesorado y la difusión de nuevas metodologías educativas1
El diálogo entre paradigmas y modelos educativos
Las investigaciones e innovaciones en didáctica de la geografía se han
preocupado por el papel de las escuelas o tendencias dentro del campo
disciplinar. En más de una ocasión se ha definido esta cuestión como una
relación directa entre los denominados paradigmas en geografía y su aplicación
didáctica en el mundo escolar. Sobre este particular quiero hacer dos
precisiones iniciales.
Por una parte, existen abundantes dudas respecto a la aplicación del modelo de
T. Kuhn17; parece más conveniente entender las concepciones epistemológicas
de la geografía desde la filosofía de la ciencia y las prácticas profesionales. En
segundo lugar, entiendo que es mejor utilizar los conceptos y técnicas de las
escuelas de geografía para establecer el diálogo entre las preguntas relevantes
y las fuentes de las cuales abastecerse; o sea que un profesor debe conocer la
pluralidad de escuelas, pero el problema básico es saber cómo éstas
responden a las cuestiones relativas a la organización del curriculum.
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